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Impresoras en 3D

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Las primeras impresoras 3D domésticas

¿Cómo funciona?

Un vistazo a las EntresD 3D Up! Plus y Mini, las primeras impresoras 3D domésticas

Aprovechando su debut en el Salón Internacional del Cómic de Barcelona, acudimos a ver la presentación en público de dos impresoras en 3D fabricadas por EntresD, una empresa española.

Son, concretamente, la 3D UP! Mini y la 3D UP! Plus; y son
impresoras domésticas en 3D que se comercializarán ya montadas y listas para conectarse a un ordenador como cualquier otro dispositivo Plug & Play. Son máquinas que aunque pueden ser útiles en determinados negocios, comienzan ya a estar orientadas al usuario doméstico.


Las primeras impresoras 3D domésticas.
El modelo Mini no tiene una pinta tan “industrial” y sacrifica tamaño imprimible de figuras,
pero a cambio está más protegido ante ambientes familiares como niños curiosos.


Marc Torras, director general de EntresD, nos ha explicado el funcionamiento de estas impresoras en 3D: el material que utilizan es un plástico llamado ABS (Acrilonitrilo Butadieno Estireno) que se vende en forma de hilo enrollado en bobinas. Es el consumible de esa impresora, el equivalente a los cartuchos de tinta que compramos con las impresoras tradicionales.

La impresora se encarga de coger el plástico ABS de la bobina, fundirlo y resolidificarlo mientras o esparce en filamentos formando capas sobre una placa agujereada por donde también se mete plástico ABS para ganar estabilidad. Capa por capa, como podéis ver en el vídeo, la figura se va formando. Éstas pueden ser de 14×14×14 centímetros (algo más pequeñas en el modelo Mini), y por la naturaleza del plástico sólo pueden ser de un color. Hay libertad total para la forma de la figura: si ésta puede caerse en pleno proceso de impresión, la propia impresora ‘imprime’ columnas de soporte para que no pase nada.


Las primeras impresoras 3D domésticas.

Aunque aquí es donde podemos aplicar algún que otro truco: las figuras se pueden pintar (sí, yo también he pensado en los aficionados a Warhammer ahorrándose una fortuna en figuritas imprimiéndose las suyas propias) e incluso se pueden imprimir las figuras por piezas para hacer algo más grande. Lo malo es el tiempo: crear una figura como la del vídeo nos ocupa una hora. Por suerte la impresora no es muy ruidosa, y se vale de sí misma para ofrecer facilidades: si una pieza de la máquina se rompe, siempre puedes imprimirla y reponerla tú mismo.

La sensación que tienes al coger una figura impresa es el peso: son ligeras, pero bastante resistentes. Tienen una “resolución” de 0,2 milímetros, y se notan algunos puntos rugosos si pasamos el dedo por encima. Pero el resultado global sorprende gratamente y es capaz de sorprender a los que jamás habían oído hablar de la impresión en tres dimensiones.

Por el momento no es algo que se pueda comprar cualquiera: estamos hablando de precios que van desde los 870 a los 1.400 euros. Pero caben en una mesa, son silenciosos, basta con instalar una aplicación para que funcionen y por la red circulan centenares de figuras tridimensionales con las que podemos empezar a hacer pruebas. Es un mercado muy verde, pero ahora que se ha dado a conocer rápidamente (Marc nos comentaba que han vendido las primeras unidades “prácticamente sin querer”, aún sin haber hecho campañas promocionales) y crecerá a buen ritmo.


Fuente: http://www.xataka.com/perifericos/un-vistazo-a-las-entresd-3d-up-plus-y-mini-las-primeras-impresoras-3d-domesticas



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