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¿Para qué sirve?
Hacen falta 75 metros cuadrados de terreno, 190 litros de agua y la energía eléctrica para alimentar siete iPad (no sabemos de qué generación) para producir una única hamburguesa. Con estos y otros ilustrativos ejemplos pretenden convencernos en Modern Meadows de las bondades de su proyecto, imprimir carne.
La compañía trabaja en bioingeniería y su propósito no es otro que el de crear carne a partir de un cultivo de tejidos celulares extraídos de vacas o cerdos. Después de que ese tejido llegue a su madurez, bioimpresoras 3D modificadas como las que ya habéis visto en nuestro especial sobre el futuro de estos dispositivos se encargarían de darle forma de solomillo o de hamburguesa.
El CEO de Modern Meadows, Andras Forgacs, asegura que la carne impresa en 3D tiene no pocas ventajas. La primera es su pureza. No hay riesgo de que en la mezcla aparezcan trazas de mamíferos distintos a los esperados como en los recientes escándalos relacionados con la carne de caballo. El tejido celular de vaca es de vaca y nada más. Por otra parte, el proceso es más asequible y consume menos recursos que la ganadería. Otro buen punto, continua Forgacs, es que no es necesario sacrificar animales para obtener su carne. Modern Meadows también trabaja en otro proyecto que generará menos rechazo culinario, la creación de cuero ‘natural’ mediante el mismo procedimiento de cultivo celular e impresión 3D. Si dentro de unos años estaremos comiendo un churrasco impreso, sólo el tiempo lo dirá. Os dejamos con un vídeo en el que el propio Andras Forgacs se cocina un aperitivo de carne impresa. |
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